Lo odio. Odio su personalidad
extravagante. Odio su manera de hablar, como si todo lo que dijese fuese
gracioso. Y ese tonito que usa para seducirte. Odio su forma de caminar, como
si se las supiera todas y se comiera el mundo, con la frente en alto, y un
cartel invisible en el pecho que dice soy un ganador. Odio que que le vaya bien en
lo que se propone. Odio su barba pinchuda. Odio sus malditos ojos verdes. Odio su
forma de ser, como si no le importara nada ni nadie, como si no tuviera
ataduras a nada y a nadie. Y es que en verdad no las tiene. Odio que sea
siempre despreocupado por todo, su tranquilidad me irrita.
Lo odio hasta cuando
se ríe. Odio su manera de escribir, me matan sus faltas de ortografía. Odio lo
que hace y dice, y cómo lo hace y dice. Odio que conozca a medio mundo, y se
lleve bien con todos ellos. Odio su desprendimiento hacia la gente y su falta
de compromiso. Odio que me hable como si todo estuviera genial, como si nada
nunca haya pasado y yo fuese cualquiera. Y es que probablemente lo soy. Odio odiarlo. Odio su
manera de mirarme, de intimidarme, de hablarme. Te odio porque puedo y porque
me hacés odiarte. Mentira no te odio, te quiero.
17-09-2014