Despertarte
y ver una pared blanca. De repente se te avecinan muchos recuerdos de anoche,
hasta que te das cuenta que son retazos de un sueño. El sueño se componía de
dos personas las mismas que siempre protagonizan los sueños que escribo.
Soñé que me
encontraba en un lugar desconocido para mi conciencia pero que por alguna
extraña razón dentro de mi inconsciente yo conocía, y en el que tenía que
realizar actividades o trabajo que no logro recordar. Sé que me cruzaba con
mucha gente conocida, y que ésta, me trataba de manera diferente a lo usual, lo
que me provocaba curiosidad y extrañes. Sentía ojos fijados en mí a cada lugar
al que iba. Recuerdo que era de noche, pensaba que no lograba terminar de hacer
las cosas que se supone tenía que hacer. Luego aparezco en un pasillo yendo a
una habitación a oscuras, entro y cierro la puerta. Hay un mueble contra la
pared que llegaba hasta el techo, como una especie de estantería pero que tenía
pocas cosas, la mayoría de los estantes estaban vacíos. También había una cama,
muy muy alta en la que una persona dormía, y yo sabía quién era. Dejo mis cosas
en una silla y comienzo a desvestirme para ir a dormir con él. Cuando me subo a
la cama lo hago despacio y silenciosamente pero él se despierta de todas
formas.
Cuando él
se despierta, me mira somnoliento y me dice “no llegabas más” y yo le sonrío y
respondo “es que era mucho trabajo”. Me recuesto a su lado en la cama, él apoya
su mano en mi cintura y nos ponemos a hablar de la vida por un rato. Estábamos
muy cerca uno del otro, y mis pensamientos eran felices pero toda la situación
me parecía rara e irreal, inconscientemente sabía la verdad. En un momento
nuestros rostros se encontraban a pocos centímetros de distancia, y nos
besamos, acto seguido él dice “te extrañé un montón”, y me abraza fuertemente
como si hubiesen pasado siglos desde la última vez que nos vimos, y es que tal
vez ese tiempo sí pasó. Mi yo interno no puede saltar más de alegría porque es
imaginario, pero realmente me sentía satisfecha en sus brazos, aunque sintiera
que en cualquier momento él se iba a desvanecer y desaparecer de mi vida. También
pensaba que tal vez de verdad había cambiado y se había dado cuenta de que
podría llegar a quererme y aceptar ese hecho.
Asi que disfruté
esos segundos o minutos junto a él, porque sabía que iban a ser escasos, y
cuando menos lo pensé, me encontraba despierta mirando una pared blanca. Sola y
desorientada en una cama deshecha. No me extrañaba, no era la primera vez que
sucedía y tampoco sería la última. En el sueño y también despierta yo sabía que
todo era una ilusión, pero si mi inconsciente por algún motivo había montado
una escena así debía ser por una razón, no era justo desperdiciar algo tan bonito.
Pero sé, que como todo en relación a nosotros dos eso no era real y fue sólo un
sueño, él no me quiere de esa manera ni de ninguna otra.
Ahora, por
las noches “sueño tu abrazo, busco recuerdos a los que aferrarme para no
conciliar el sueño”, y así verte de nuevo. Porque tal vez, sólo sos vos y sólo
soy yo en mis sueños. Sólo somos nosotros en mi sueño. Y para ser franca es mi
parte favorita del día, aunque en la oscuridad lo único que haga sea abrir la
misma herida repitiendo el mismo error. Una y otra vez.