Vistas de página en total

lunes, 8 de junio de 2015

Repitiendo el mismo error

Despertarte y ver una pared blanca. De repente se te avecinan muchos recuerdos de anoche, hasta que te das cuenta que son retazos de un sueño. El sueño se componía de dos personas las mismas que siempre protagonizan los sueños que escribo.
Soñé que me encontraba en un lugar desconocido para mi conciencia pero que por alguna extraña razón dentro de mi inconsciente yo conocía, y en el que tenía que realizar actividades o trabajo que no logro recordar. Sé que me cruzaba con mucha gente conocida, y que ésta, me trataba de manera diferente a lo usual, lo que me provocaba curiosidad y extrañes. Sentía ojos fijados en mí a cada lugar al que iba. Recuerdo que era de noche, pensaba que no lograba terminar de hacer las cosas que se supone tenía que hacer. Luego aparezco en un pasillo yendo a una habitación a oscuras, entro y cierro la puerta. Hay un mueble contra la pared que llegaba hasta el techo, como una especie de estantería pero que tenía pocas cosas, la mayoría de los estantes estaban vacíos. También había una cama, muy muy alta en la que una persona dormía, y yo sabía quién era. Dejo mis cosas en una silla y comienzo a desvestirme para ir a dormir con él. Cuando me subo a la cama lo hago despacio y silenciosamente pero él se despierta de todas formas.
Cuando él se despierta, me mira somnoliento y me dice “no llegabas más” y yo le sonrío y respondo “es que era mucho trabajo”. Me recuesto a su lado en la cama, él apoya su mano en mi cintura y nos ponemos a hablar de la vida por un rato. Estábamos muy cerca uno del otro, y mis pensamientos eran felices pero toda la situación me parecía rara e irreal, inconscientemente sabía la verdad. En un momento nuestros rostros se encontraban a pocos centímetros de distancia, y nos besamos, acto seguido él dice “te extrañé un montón”, y me abraza fuertemente como si hubiesen pasado siglos desde la última vez que nos vimos, y es que tal vez ese tiempo sí pasó. Mi yo interno no puede saltar más de alegría porque es imaginario, pero realmente me sentía satisfecha en sus brazos, aunque sintiera que en cualquier momento él se iba a desvanecer y desaparecer de mi vida. También pensaba que tal vez de verdad había cambiado y se había dado cuenta de que podría llegar a quererme y aceptar ese hecho.
Asi que disfruté esos segundos o minutos junto a él, porque sabía que iban a ser escasos, y cuando menos lo pensé, me encontraba despierta mirando una pared blanca. Sola y desorientada en una cama deshecha. No me extrañaba, no era la primera vez que sucedía y tampoco sería la última. En el sueño y también despierta yo sabía que todo era una ilusión, pero si mi inconsciente por algún motivo había montado una escena así debía ser por una razón, no era justo desperdiciar algo tan bonito. Pero sé, que como todo en relación a nosotros dos eso no era real y fue sólo un sueño, él no me quiere de esa manera ni de ninguna otra.

Ahora, por las noches “sueño tu abrazo, busco recuerdos a los que aferrarme para no conciliar el sueño”, y así verte de nuevo. Porque tal vez, sólo sos vos y sólo soy yo en mis sueños. Sólo somos nosotros en mi sueño. Y para ser franca es mi parte favorita del día, aunque en la oscuridad lo único que haga sea abrir la misma herida repitiendo el mismo error. Una y otra vez.