Te extraño
cuando cae la noche. Cuando mi mente lucha débilmente por olvidarte. Cuando la
necesidad es más grande de lo que puedo soportar. Cuando recuerdo todo lo que
hice mal, y todo lo que podría haber hecho mejor. Te extraño cuando me pongo a
pensar en vos, y en todo lo que podríamos haber sido. Y en todo lo que podemos
ser, si tan solo me vieras.
De
día es diferente, de día soy más fría y puedo esconder mis sentimientos en el
fondo de mi alma. Pero hay veces que no siempre puedo lograrlo. De día te odio,
te insulto y aborrezco. No puedo entenderte y eso desata en mí pensamientos que
no quiero. Pienso que puedo sola, que no te necesito. Pienso que no me
importas, y que el tiempo puede curar esta herida. Pero no es así y muy en el
fondo lo sé. De día, me llamo estúpida por recordar lo que siento por las
noches, me avergüenzo de mi misma de tan solo pensarlo. De día no te necesito.
Pero
cuando cae la luna, y llega la noche, abrasándome con la oscuridad, pierdo toda
mi cordura. Los fantasmas me atacan sin piedad. Necesito saber que en algún
lugar de tu corazón me querés y que en algún momento mi nombre resuena en tu
cabeza. Pero no lo sé. Te extraño cuando cae la noche, y no puedo soportar más
las paredes que planto todos los días cuando te miro, o te pienso. Se derrumban
en lo oscuro de mi corazón, diciéndome lo débil que me siento. Aclarándome
nuevamente que no estás acá, y no lo estarás en un futuro cercano. Me terminan
diciendo que soy solo una inútil que te extraña sin siquiera vos saberlo.
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