Vistas de página en total

lunes, 21 de enero de 2013

Conversación de dos amantes

- A ver, como explicarte. Hace un tiempo que vengo sintiendo cosas por vos que quizá no siempre quiero sentir. De a ratos te quiero, y de a otros te odio. No por ser histérica sino porque vos provocás eso en mi con lo que decís y hacés. - Dijo ella.
- No entiendo, ¿qué es lo que hago que te provoca odiarme?
- ¿Enserio querés que te diga? Con las cosas que decís siempre que podés me criticás, o gastás o molestás. Sé que a veces es en broma pero otras lo decís seriamente y duele. Cada comentario que digo, para vos, o es ridículo, o estúpido o innecesario.
- Pero sabés que no lo digo de verdad, que es solo porque me gusta cuando te enojas. - Respondió él.
- Sí, todo muy lindo pero a mí no me gusta enojarme.
- Bueno, pero hay veces que no se te puede decir nada. Y además vos tampoco me respondés de la mejor manera. Cualquier cosa que digo "te hiere". Cualquier cosa que hago, para vos, me hace ser un forro.
- Pero por supuesto, porque me sacás con lo hacés. Además sos un insensible y un frío.
- Ay perdón, no puedo ser perfecto, hago lo que puedo. - Se defendió él.
- Yo nunca te pedí eso, lo único que te pedí era que me quisieras y que no me lastimaras. Y nunca estuve segura de ninguna de las dos. Perdón, pero tus "te quiero" ya no son tan genuinos como antes, lo siento en el tono de tu voz, en tus ojos. Y lo de lastimarme, bueno no quiero pelear así que no voy a decir nada sobre eso. - Dijo ella con tono desafiante.
- Mirá, que vos no me creas cuando te hablo no es mi problema. Y que seas desconfiada tampoco.
- Tendré mis motivos para serlo.
- Sí, no te voy a negar que un par de cagadas me mandé.
- ¿Un par? - Preguntó ella con sarcásmo.
- Bueno, que muchas veces la erré, pero sabés que soy así. Sé que no es una justificación buena. Muchas veces no me doy cuenta de lo que digo o hago. Varias veces me equivoqué, pero es que soy nuevo en esto, estoy aprendiendo y me equivoco como cualquier otro. - Confesó él.
- ¿Nuevo en esto? Pero si vos ya tuviste novias.
- Nuevo en el sentido de nuestra relación. Los dos somos nuevos. Siempre nos tratamos diferente. Desde que te conozco nunca confiaste en mí, siempre pensabas lo peor, y bueno, hay que aceptar que lo seguís haciendo. Nos manejamos distinto, somos dos personalidades que chocan mucho, pero que coinciden la misma cantidad de veces que chocan.
- Es que vos nunca me decís nada, ni lo que pensás, ni lo que sentís ni nada. - Dijo ella sonrojándose.
- Sabés que soy tímido, que me cuesta expresarme. Por eso ahora estoy cambiando, ¿qué no es suficiente eso por ahora?
- Sí, lo es. Pero tengo miedo.
- ¿Miedo de qué? - Le preguntó él con duda.
- De que me lastimes de nuevo, no quiero tropezar con la misma piedra y caer de vuelta.
- Te prometo que no lo voy a hacer. Ahora entiendo que cada vez que hago algo que te hace mal, me hagó mal a mi mismo. Tenés que confiar en mí.
- ¿Y cómo puedo estar segura de que lo vas a cumplir? - Preguntó ella con un poco de miedo.
- Simple. Porque estoy seguro de decir que te amo, que me arrepiento de cada vez que te hice mal. Cada día que pasa me enamoro un poquito más de vos, si es que eso es posible. Que me encanta cuando te enojás y te sale una voz rara, o que cuando te reís me embobo mirandote. Por todo eso y más podés estar segura de que lo voy a cumplir. Te lo prometo. ¿Vos me prometés hacer lo mismo conmigo? ¿Prometés nunca irte? - Le dijo él, mirándola y sosteniendole las manos, esperanzado de que le diga exactamente lo que él quería escuchar.
- Por supuesto que te lo prometo.

         Y entonces como sello del pacto que recién se habían hecho uno al otro, se besaron dulcemente. Luego se separaron suevemente y ella le dijo:

- Ah, casi me olvido, yo también te amo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario